En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad. Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura.
Corrió más adelante y se subió a una higuera, para verlo, porque tenía que pasar por allí. Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo: "Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa." Él bajo en seguida y lo recibió muy contento. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: "Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador." Pero Zaqueo se puso en pie y dijo al Señor: "Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más."
Jesús le contestó: "Hoy ha sido la salvación de esta casa; también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.
Mi mamá solía decirnos cuando éramos niños, que cuando las personas eran egoístas y no querían compartir sus pertenencias, se iban a morir "con una rata en la boca". A mí en aquel tiempo me parecía buena idea, creía que era un final justo para este comportamiento. Era un castigo como inspirado en las páginas de "La Divina Comedia", pero la verdad no sé de donde sacó mi mamá eso de terminar con un roedor en la boca, pues con los años me di cuenta que no era cierto. Comprendo ahora que nos lo decía para que nosotros no fuéramos así.
A veces cometo el error de creer que el destino de tal o cual persona está decidido por lo evidente de su buen o mal comportamiento. Pero Jesús en su encuentro con Zaqueo, me demuestra que todos al conocerlo y encontrarnos con Él, tenemos la oportunidad de corregir nuestros rumbos por más desviados y lejanos que estén. Y lo bueno es que Jesús siempre ha tenido –y tiene- una fijación amorosa por aquellos que son odiados o relegados por los que se sienten buenos.
¡Pobres de los ricos! Tan odiados. Sí, los ricos son señalados y denunciados -aunque impunes-, por sus muchos abusos e injusticias. Es por eso que Jesús se comporta con diplomacia y equidad cuando le dice: "tengo que alojarme en tu casa". Quizá no quería ir pero Él sabía que debía alojarse en su casa, pues a final de cuentas a eso vino: a salvar. Debía darle a Zaqueo la misma oportunidad que les dio a la prostituta, al joven rico, a los leprosos, los tullidos, los fariseos y Dios sabe a cuántos personajes más.
Y es que la salvación, en realidad debe ser ofrecida sobretodo a los que están más lejos de buscarla, encontrarla o recibirla. Si no, no tuviese sentido, pues la intención de salvar es que se "encuentre lo que estaba perdido". Porque lo que no está perdido no necesita ser recuperado.
Yo creo que los ricos a diferencia de los pobres, tienen incluso la oportunidad de "comprar" con dinero su salvación. Sí, ya sé, podría escribirse todo un libro sólo para debatir y negar esta hereje afirmación, pero aún así yo creo que Jesús pareciera hacerles un reto al otorgarles esta “ventaja”, claro, sabiendo lo mucho que les importan sus bienes y riquezas. Ventaja que gracias al amor por su dinero, el rico no valora y el precio de su propia salvación le parece algo costoso y exagerado.
¿Cuánto cuesta la salvación para un rico? Como nos lo demuestra Zaqueo, solamente la mitad de su fortuna para darlo a los pobres y restituirles con dinero, cuatro veces a quienes les robó. ¡Barato!
Puede que en el transcurso de mi vida yo me tope a Jesús o Jesús se tope conmigo, pero el hecho es que si me sucede, debo aprovecharlo. Porque ¿cuántos encuentros habrá tenido nuestro Señor, con personas a las que no les interesó transformarse y siguieron como si nada pasara? No lo sé, supongo que muchos, porque caminó mucho, muchos le escucharon y muchos iban tras Él, pero al final sólo se quedaron como once a seguirlo. Hicieron uso de su derecho a seguir siendo los mismos y Jesús lo respetó.
Este publicano pecador y por si fuera poco, rico, sí supo aprovechar la "oferta" y le salió relativamente barato: se subió a un árbol para verlo, esperó a que pasara Jesús y Jesús “solito” se invitó a alojarse en su casa. Zaqueo entonces prometió donar la mitad de su dinero a los pobres, restituir cuatro veces a los que había defraudado, y con eso tuvo para que la salvación llegara a su casa. Seguro después hizo buen uso del dinero que le sobró, pues tampoco se quedó en bancarrota. Con esos recursos que tenía, y de los cuales se desprendió, Jesús nos mostró que aunque para los ricos la salvación es muy difícil, definitivamente no será imposible.
Todos en nuestra particular condición económica, debemos aprovechar nuestro encuentro con Jesús y cumplir las condiciones que pone a cada "estrato social" para que Él nos salve.
Yo a veces quisiera subir de estrato y tener muchísimo dinero, lujo y comodidades, pero creo que si lo tuviera, pasaría conmigo lo mismo que con todos los demás adinerados: preferiría pensar que la salvación para los ricos también es gratis, para así yo no tener que gastar de mi dinero en conseguir la mía. Ofrecería algo de tiempo y quizá buenas obras a Dios, pero nada que requiera deshacerme de mi dinero. Negocios son negocios.
Jesús no necesita ponernos una rata en la boca como castigo por ser tan egoístas, de hecho, a todos los pecadores nos da a elegir si queremos convertirnos y respeta lo que decidamos hacer con nuestra vida. Desaprovechar la oportunidad que nos ofrece Jesús de cambiar, cada que nos lo topamos... eso sí es peor que morirse con una rata en la boca.