miércoles, 21 de abril de 2010
SABIDURÍA DE UN GRAN PESO
Era el medio día de un caluroso día, íbamos en el auto mi hermano y yo cuando al detenernos en un semáforo, se nos acercó un señor ranchero caminando con dificultad ayudado de un par de muletas para pedirnos “una ayuda”. Este personaje es ya bastante conocido por los que ahí transitamos diariamente.
Al hurgar entre nuestros bolsillos encontramos sólo un peso. Con un poco de pena se lo dimos pues todos sabemos lo nada que vale un peso. “Discúlpenos, sólo traemos un peso” le dijimos. Él, con una sonrisa nos contestó: “No te preocupes, hasta las pedradas son buenas, decía mi padre”. En los escasos minutos que duró la señal del alto del semáforo (a veces eternos) nos explicó su respuesta:
“Mi padre era agricultor, y cuando araba la tierra se encontraba con enormes piedras; yo de niño lo acompañaba y la tarea de remover dichas piedras era muy cansada y tardada. Cuando por fin mi padre y yo removíamos las piedras, cargábamos una en el burro y nos la llevábamos a la casita en donde vivíamos. Yo le decía que para qué quería esa piedra, y él me contestaba que hasta una piedra era buena. Mi madre lo regañaba pues lo mandaba a recoger la milpa y cuando no encontraba nada para comer, al menos llegaba con una piedra.
Después de un tiempo con las piedras que recogimos a lo largo de varios temporales, mi padre pudo construir los cimientos de la que fue nuestra casa”.
Después de dicha historia (y del frenético sonido de las bocinas de los autos que nos urgían a avanzar) nos despedimos de él con la grata sensación que nos dejó tan fugaz experiencia.
Es importante aprovechar al máximo todas esas piedras que se interponen en nuestro camino, para construir cimientos en nuestra vida. Y cuando no tengamos más, al menos cargar de regreso con una piedra.
Piedras como las enfermedades, las crisis económicas y/o sentimentales, las depresiones, los accidentes, las muertes de seres queridos, etc., sin duda nos causan sufrimiento. Estas piedras interrumpen nuestros planes o proyectos y definitivamente nos desgastan y fatigan, al grado incluso de desear o propiciar nuestra propia muerte. Jesucristo está ahí para demostrarnos que podemos construir con aquello que nos implica un obstáculo.
¿Quiénes inician fundaciones u hospitales de caridad para gente quemada? Los mismos sobrevivientes de incendios o sus familias.
¿Quiénes empiezan movimientos de justicia social en beneficio de los discapacitados? pues los mismos “discapacitados” o sus familias!!
¿Quiénes son los pilares de los grupos de alcohólicos anónimos? Los mismos alcohólicos.
Si tu familia, algún amigo o tú mismo se han encontrado con una de estas “piedras”, construyamos juntos con esas piedras un proyecto cimentado sobre la piedra angular: Jesucristo. (Hechos 4, 11-12)
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