miércoles, 22 de diciembre de 2010

LA FIESTA DE LOS 7

Parece increíble que la navidad sea -creo yo- la festividad más desviada y con los efectos más negativos de todo el año, ¿Por qué? Pues porque los demás festejos suelen ser más congruentes con aquello que conmemoran.


Algunas fiestas como las que celebran la independencia y revolución de México, son verbenas populares que cumplen con su objetivo: tener un pretexto para descansar y parrandear. O como los cumpleaños que congregan a seres queridos para comer y beber, donde se celebra un año más de vida del festejado.

Pero la navidad es la fiesta en la que particularmente se congregan unos miembros muy especiales: los siete pecados capitales. Pareciera que están ahí para celebrar algo, pero no es el pobre nacimiento de Jesús sino el nacimiento de nuestros propios demonios. Sí, surgen en nuestro corazón pequeños diablitos a quienes "parimos" y que, pareciéramos prepararles no un humilde pesebre con heno, sino una hermosa cunita de oro.

He aquí ejemplos de estos 7 pequeños engendros que gustosos recibimos en la navidad, y que en ocasiones alimentamos con mucho interés todo el año.

Identifiquemos cada cual a estos 7 invitados que en navidad sustituyen al nacimiento de Jesús en nosotros:

1. PEREZA
Nos gusta celebrar la navidad pero nos da flojera hacerlo como se acostumbra. Si es una posada, raramente pedimos posada y si es "noche buena" no le dedicamos ni siquiera unas palabras al niño Dios. El nacimiento de nuestra casa está grande y hermoso, tiene todo, desde "laguitos" de espejo con sus patos, hasta un gallo descabezado recién matado. Aunque a veces ese nacimiento lo ponemos nada más para decorar.

En los intercambios de regalos, nos da pereza pensar en un buen regalo para dar, pero siempre sabemos lo que queremos que nos den. Y, siendo el cumpleaños de Jesús, no queremos ir a la misa del 24 ni del 25 de Diciembre porque alegamos que son largas y cansadas. Nos pesa acudir a la cita y recibir al verdadero cumpleañero.
En pocas palabras, el chiste es aprovechar el pretexto para festejar como se nos dé la gana.

2. IRA
Estamos estresados y nos peleamos con medio mundo al momento de organizar los festejos, de discutir el lugar, la hora, la cooperación y el menú de tan esperados días. En fin, el evento social, los regalos y la comida, consumen nuestras energías y para esos días ya estamos peleados y desgastados, nos olvidamos pues de disfrutar los momentos juntos.

Las carreras por comprar y porque nos rinda el dinero nos hacen entrar en un estado neurótico de impotencia y de frustración. Lidiando con todo lo que hay que comprar para regalar, porque hasta para darle al cartero y al señor de la basura nos tiene que rendir el aguinaldo. Todo porque nuestra navidad gira en torno a la obligación, el consumismo y las apariencias sociales. Que dicho sea de paso, cada vez son más difíciles de sostener.

3. SOBERBIA
Como en algunos lados nos hablan de amor y perdón, nos gana el orgullo y nos resistimos a ser los primeros en tratar de resolver los conflictos o diferencias familiares, laborales o entre amistades. Seguimos con la rutina de vernos, convivir y "rozarnos" con aquellos con los que no queremos estar, pero ante quienes hay mucho qué probar. Además monopolizamos las fiestas y nosotros en nuestra familia, trabajo o comunidad, decidimos quien sí es invitado y quien no. Creemos que somos nosotros y no Jesús, el alma y el motivo de la fiesta.

4. LUJURIA
Estudios científicos han demostrado que el frío invernal, disminuye en el cuerpo la producción de algunas hormonas y trasmisores químicos de nuestro cuerpo, que por su ausencia nos pueden causar un estado de ánimo vulnerable y propenso a la depresión. Es por eso que en invierno y con unos "alcoholes" navideños encima, todos nos sentimos algo solos y tristes. Queremos amar y ser amados y por eso somos más frágiles ante las tentaciones de la carne... andamos más “hambrientos” pues.

Las mujeres se sienten nostálgicas, solas y necesitadas y los hombres nos sentimos superman, creemos ser el remedio a todos sus males.

¿Cuántas historias de infidelidades y desenfreno se viven a diario durante estos eventos? Pretextos hay, y el tiempo se presta para hacerlo.

5. ENVIDIA
Comienzan las competencias, más duras que en las olimpiadas. Competimos para ver quien está mejor vestido, quién compra más y mejor, quién regala cosas más caras, quién tiene mejor auto, quién se embriaga más, quién se divierte más, etc. Y como yo siempre me siento en desventaja, pues el éxito de los demás me rebasa al no poder seguirles el ritmo. Tienen y compran lo que yo tanto anhelo y "merezco", su aguinaldo es muy "jugoso" y además me molesta que sonrían tanto en navidad. Creo que más bien su felicidad la basan en su dinero y en la reacción de los demás. Aunque nadie sabemos como están por dentro en realidad.

6. GULA
Es la más común, hacemos de nuestros banquetes un alarde culinario que mañana temprano se irá al caño y no nos dejará más que miles de calorías extras y una reserva extra de grasa corporal. Nos olvidamos que otras personas necesitan comer y que eso que nosotros comemos no lo compartimos con nadie. Tampoco procuramos que ellos cenen rico también como nosotros, cooperándoles para eso. Nos insensibilizamos a la hora de gastar en vino y comida ¿Por qué? Porque nos es posible.

Además lo más grave de estos excesos es el abuso del alcohol en dizque posadas y en la "noche buena" ¿Cuántas vidas se han perdido gracias a los imprudentes borrachos que manejan por las noches? Sin duda esta Noche Buena no será muy "buena" para algunos... que Dios nos guarde de los efectos de su cumpleaños.

7. AVARICIA
Tenemos aquí al más grande afán navideño, que es: Tener. Sí, complacemos una ansiedad por acumular y un deseo desmedido por lo vano e inútil. No nos falta lo necesario, sin embargo, las mujeres siempre quieren más botas y los hombres, mejores celulares.

Pedimos -de un modo u otro- nuestra "navidad", nombre que regularmente le damos a la propina anual que exigimos con el pretexto de la temporada, por hacer nuestro trabajo.

Y los demás nos deben de organizar posadas y nos las deben de pagar, porque nos merecemos comidas, regalos, música y rifas. ¡Qué ridículo! Como si fuera nuestro cumpleaños.

Además brotan muchos acomedidos que abusan para sacar un "dinerito extra" para sus presentes navideños, pues organizan y piden cooperaciones en las seudo-posadas para no pagar ellos su propia cuota. ¡Qué listos! ¿A ellos quién les pedirá cuentas? ¡Ladrones!

También las compras navideñas se desquician gracias a que creemos que tal o cual cosa jamás la vamos a encontrar más barata o a tantos "meses sin intereses" y por eso hay que tenerla rápido. Ya después veremos si nos hacía falta o no.

Nos centramos en nuestros deseos y caprichos olvidándonos de las necesidades de los más desafortunados. Y nos endeudamos a propósito "hasta el cuello", para que ni un centavo nos sobre, por si hay que ayudar a otros, incluso dentro de nuestra propia familia.

Estos son sólo algunos sencillos ejemplos de la presencia de estos siete invitados especiales a nuestra navidad... yo ya identifiqué a los míos.

¿A quién realmente queremos tener con nosotros en navidad? Si es a Jesús, no te preocupes, es muy fácil, sólo hay que hacer lo que haríamos con cualquier otra fiesta de cumpleaños de un ser muy querido... olvidarnos de lo que nosotros queremos e interesarnos por complacer de verdad al cumpleañero.

Esta navidad, ¿Quieres saber que le gusta a Jesús, para saber que regalarle? Primero, lee en la Biblia pasajes diferentes de los evangelios y después practícalos, porque en ellos está lo que a Jesús le agrada que hagamos, eso sí que será un verdadero regalo para él, que de paso nos enriquecerá a nosotros.

Practicar el amor, el perdón y la caridad sobretodo con los rechazados o desafortunados, sería un excelente regalo para todos: Para Jesús, para los necesitados y para quienes nos decidamos a darlo.

¿A quién o quienes vas a invitar a festejar en esta temporada navideña?

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