domingo, 15 de noviembre de 2009


TENER O NO TENER

Comienza ya la temporada navideña y con ella también el caos que genera. Sí, pues esa paz, alegría, concordia y esa calidez que creemos que caracterizan la mayoría de los festejos de esta época, tienen un precio muy alto a pagar. Desgraciadamente la fiesta de Navidad se ha convertido en un cumpleaños sin cumpleañero, es una fiesta algo contradictoria pues se festeja a alguien a quien no solamente no se le da regalo, sino que además no es invitado. Antes bien, se organiza en su nombre como pretexto pero para regalarnos presentes entre nosotros. ¿Raro, no?
Es en estos días es donde se agudiza el tremendo dilema del “tener o no tener”, ¿tener sólo porque lo puedo pagar? O ¿tener porque necesito?... ¿Dónde hemos de decirnos “hasta aquí”? ¿Realmente nos hace falta todo aquello que compramos?

Se nos ofrecen ventas prenavideñas y navideñas donde los mercados buscan asegurarse del dinero que la mayoría recibirá en estas fechas, no importa si es a 6,12 o 18 meses, lo importante es encadenarnos comprando lo que nos es posible y lo que no. Y para los que no podemos hacer grandes regalos, llega además de la navidad, la anual frustración de no poder regalar lo que uno quisiera a quien uno quisiera.
Pero todo esto es algo estúpido, es decir, ¿quién dijo que hay que regalarnos cosas materiales dibujándonos después un abrazo? ¿Quién dijo que el motivo de la navidad es hacer intercambios con regalos “sorpresa” bajo pedido y con costo establecido? ¿Quién dijo que a las doce debe haber festines orgiásticos? ¿Por qué nos decimos “felicidades”?

La navidad es un festejo de origen cristiano vivido como anticristiano, porque si realmente festejáramos a Jesús, haríamos en su día lo que a Jesús le gusta, tal y como en cualquier cumpleaños.
Así pues:
Jesús festejaría rodeado de pecadores a los que no ha de juzgar o que ya ha perdonado. Nosotros en cambio, no invitamos a gente (incluso de nuestra misma familia) con la que estamos enojados, que nos caen mal, que no conocemos o estamos distanciados.
Jesús festejaría compartiendo el pan con los que no tienen. Nosotros en cambio, nos llenamos de comida y nos regalamos cosas caras pero sólo dentro de nuestro exclusivo círculo social y familiar.
Jesús festejaría su cumpleaños dando en lugar de recibir. Nosotros en cambio esperamos no sólo el regalo sino que sea además caro, de marca, de mi color favorito, y como yo lo esperaba.

¿Quieres que te de un consejo para que tu navidad sea distinta?
Deshazte del dinero…es la única manera. Gasta todo lo que quieras, pero lo que hará diferente a tu navidad es en quien la gastas. Gástala en los que carecen de algo, en regalos útiles para aquellos a los que no conoces, incluso regala a quienes te desagraden o creas que no se lo merecen; no sólo hagas gastos materiales sino también haz gastos emocionales, invierte también tu tiempo.
La navidad es la época donde además de los excesos también reina la depresión, los suicidios, el vacío y la frustración. Gastar tu dinero y tu tiempo en gente desafortunada es darle también una navidad diferente a esas personas y es un regalo de verdad a Jesús en su cumpleaños. No des un sólo regalo a quien ya sabe lo mucho que lo amas.
La única manera de ser libre es quitándonos las cadenas que nosotros mismos nos hemos puesto encima. Y si haces esto, te aseguro que ya no te seguirás preguntando porque a pesar de tenerlo todo, te sigue haciendo falta algo... Ahora sí te deseo una ¡Feliz Navidad!

lunes, 2 de noviembre de 2009

¿PORQUÉ BUSCAN ENTRE LOS MUERTOS AL QUE ESTÁ VIVO?


Hoy es el Día de Muertos en México. Como en distintas civilizaciones y culturas, rendimos honor a los que ya no están más con nosotros en su forma física ofreciéndoles altares y muchas otras manifestaciones artesanales y culinarias propias de las distintas regiones del país.

En el evangelio de hoy nos muestra el pasaje bíblico de la resurrección de Jesús relatado por Lucas en evangelista. Narra cómo algunos de los discípulos más allegados a Jesús (las mujeres) van al sepulcro para embalsamar su cuerpo y terminar con el rito de sepultura, interrumpido por las fiestas pascuales. Es entonces cuando dos hombres con vestiduras brillantes les preguntan: ¿Porqué buscan entre los muertos al que está vivo? (Lc. 24, 1-6)
Esta pregunta sigue vigente hoy en día en todos los rincones de nuestro vasto mundo.
Nuestra vida es prácticamente un viaje en búsqueda de la felicidad. La mayoría estamos convencidos de que la felicidad absoluta es Dios; esto lo demuestra la gran cantidad de fieles que registran todas las religiones alrededor del planeta. Sin embargo, seguimos buscando a Dios entre los muertos.
Nos afanamos en encontrar la felicidad en objetos o sensaciones pasajeras, efímeras. Ponemos nuestra confianza y todo nuestro esfuerzo por alcanzar tesoros que, a la larga se los come la polilla y son robados por los ladrones (Mt. 6, 19).
Jesús está vivo y hay que encontrarlo como tal en aquello que no pasa, que permanece y que, irónicamente, no perdura, por lo menos en este mundo ni en forma física o sensible. Por ejemplo, Dios está presente en el PRESENTE, es actual, “ayer, hoy y siempre”, está en los seres vivos que muchas veces despreciamos o marginamos; está presente en la naturaleza que estamos boicoteando; está en el pan que tantas veces desdeñamos; está en su Palabra viva aunque parezca estática plasmada en un libro.
Dejemos de buscar al siempre vivo entre los muertos, busquémosle entre los moribundos que necesitan una visita o una palabra de aliento, en los encarcelados, enfermos, en los desesperados, deprimidos, etc. Ayudémonos de su presencia viva en la Eucaristía y recibamos su más preciado regalo: VIDA!!, “El ladrón sólo viene para robar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10,10).