martes, 17 de agosto de 2010

BLOODY MARY

Actualmente en nuestro México se libra una decisiva lucha contra el crimen organizado, pero no sólo se ve envuelto el narco en esta guerra, va mucho más allá. No hay esta típica división del bando de los buenos contra los malos, no es así de sencillo pues el problema real es que los implicados viven y laboran entre lo legal y lo ilegal. Es decir, la suciedad está muy diluida. Como por ejemplo el lavado de dinero, que sortea una serie de tretas legales para que el dinero sucio se adentre en empresas establecidas y registradas. Y para que esto se lleve a cabo, el narco necesita quien le realice estas diversas y complejas tareas. Por ejemplo, personas como: contadores, abogados, administradores, servidores públicos, policías, jueces y hasta choferes y empleadas domésticas que les ayuden y cuadren sus operaciones. Es decir, no todos los involucrados son narcos, pero ejerciendo de manera torcida cada cual sus talentos o profesiones, ayudan al narco. Entonces, el combate no es tan sencillo y tan frontal pues existen demasiados infiltrados en los bandos, ya no hay en quien confiar. ¿Cuál sería entonces la manera de acabar esta guerra? Pues evitando el consumo de drogas.


Pero esto implica un sacrificio casi imposible para todos los consumidores, por eso en nuestro país algunos líderes políticos y sociales, apuestan de manera populista e irracional por la legalización primero de la marihuana y después de las otras drogas.

Todos aquellos encobijados, descuartizados, decapitados, calcinados, desaparecidos, colgados, acribillados, enterrados, etc., que son noticia todos los días en los medios -más de 65,000 ejecutados en lo que va del año-, tienen un sólo verdugo.

¿El mismo sujeto mató a todos esos miles? Sí, ese sujeto culpable de todas estas muertes es el consumidor. En efecto, esa persona alivianada, a veces con un aire medio "hippie", algo desaliñado y con una actitud pacífica y fraternal, o de traje y de pulcro aspecto es el responsable. Luce inofensivo, pero es el verdadero responsable de tanta ejecución. Aquel que sólo quiere olvidarse del stress o sus problemas, aquel que quiere "viajar" un rato por que se siente "bien", sabe que recurre a una falsa solución que sólo trae más problemas. A todos.

Quizá tú la consumes, o un hermano, o un primo, o un amigo, o un perfecto desconocido. El hecho es que si no hubiera quien la consumiera y pagara lo que sea por tenerla, el mercado no estaría tan competido y codiciado. Yo conozco personas que fuman marihuana a diario, y de ser legal, imagino a esas personas multiplicadas por millones, veo entonces un país en el que yo ya no querría vivir. El peligro que los efectos de esta droga ocasionan a los demás, se haría sentir no sólo por las noches o madrugadas, como regularmente ocurre con los borrachos que manejan sus autos a la salida de fiestas, antros, cantinas y demás, esto sería durante todo el día. Así pues, el chofer del camión, el policía, el conductor de al lado, el doctor, el mecánico, el albañil, etc., trabajarían con toda libertad bajo los influjos de lo que estaría permitido. Y si estando sanos hacemos de nuestra vida y la de otros un desastre, pues estando drogados, será mucho peor.

Sin embargo, bajo la estúpida y cómoda pose disfrazada de "modernidad" o "mente abierta", preferimos que las cosas sean permitidas para no aceptar que son inconvenientes. No imagino qué tipo de padre apoyaría la posibilidad de que sus hijos se vean atrapados por este vicio pronto legal, pero los hay.

Los principales afectados entonces serían aquellas personas que por su falta de madurez, de criterio o de voluntad, se anotarían en la gigantesca lista de nuevos adictos cuya intención, oportunidad o capacidad de rehabilitación, serían casi nulas.

Y si la marihuana se legaliza, la competencia entonces será aún más brutal porque cualquiera que tenga patio o azotea la cultivará y cualquiera que le guste el dinero fácil la venderá. Después la gente que es adicta, dejará de trabajar –o la despedirán- y no será productiva, entonces delinquirán para conseguir el dinero y comprar lo que ya no pueden abandonar. Basta con ver la realidad de países como España en donde hay poblados literalmente de drogadictos que, al perderlo todo por el vicio se han convertido prácticamente en esclavos que trabajan sólo para drogarse y su paga no es dinero sino más droga. Que Dios nos libre de ese día.

Pero Dios no va a resolvernos este problema, debemos hacerlo nosotros. Nosotros los que no la consumimos y no queremos vivir o sufrir por los efectos de quienes sí la consumen, tenemos que apoyar a quienes están en contra de su legalización. Porque después de los abortos, y la marihuana ¿Qué sigue después? ¿Qué más va a ser legal?

Yo no pienso votar por nadie que crea, este a favor y luche porque la muerte en sus diferentes caminos, sea el "moderno" camino de mi país.

Así es que la próxima vez que fumes o veas a alguien fumando un "churro" de marihuana, ten presente toda la sangre que se tuvo que regar para sembrar y cultivar la marihuana de ese pequeño cigarrito. De esos millones de cigarritos.



¿Tú quieres que la marihuana se convierta en tu gobernante?

Yo no.

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